En Islandia, el pueblo ha hecho dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución. Todo ello de forma pacífica. Toda una revolución contra el poder que nos ha conducido hasta la crisis actual.
Esta es la historia de los hechos:
2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.
2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país.
Mediante una ley se propone la devolución de la deuda a GB y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés.
2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum.
En enero de 2010 el Presidente, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.
En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos.
A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados, abandonan el país.
En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa.
Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.
La asamblea constitucional comienza su trabajo en febrero de 2011 y presenta un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país
Los detalles
El primer ministro dice que los socialdemócratas no colaboran y que el partido realmente son tres partidos diferentes. Según Haarde, los socialdemócratas estaban exigiendo el puesto de primer ministro, lo que él no considera razonable. También criticó a la dirección socialdemócrata por no tener la fuerza necesaria para completar la coalición. Lo que quiere decir es que el partido está bajo la presión de las masas.
Desde el plan de rescate y adquisición de los bancos islandeses en octubre 2008, se produjeron protestas semanales fuera del parlamento organizadas por el movimiento "Voces del pueblo". En ausencia de una genuina dirección de la clase obrera, un grupo de intelectuales y personalidades de la cultura han asumido la dirección de este movimiento.
El Partido Socialdemócrata, el partido tradicional de la clase obrera, formaba parte del desacreditado gobierno contra el que iban dirigidas las protestas y esperaba seguir como la situación "normal" apelando a la unidad nacional. El Partido Verde, aunque fuera de la coalición, se había perdido en el reformismo pequeño burgués y le pilló totalmente por sorpresa el inicio del movimiento. Los sindicatos actuaron de una manera similar a los socialdemócratas y, originalmente, comenzaron a negociar con el gobierno una nueva legislación laboral. Como en muchos otros países, la dirección de la clase obrera ha perdido el contacto con la base social de su partido.
Las protestas continuaron cada sábado durante todo el otoño, atrayendo a 2.000-3.000 participantes. A finales de noviembre hubo signos que indicaban que las protestas comenzaban a tener un efecto. Los sindicatos exigieron la dimisión de varios ministros. También en diciembre los jóvenes protestaron todos los sábados. Los manifestantes el día de Año Nuevo interrumpieron la emisión de televisión tradicional de los partidos políticos. Después, en un congreso del liberal Partido Progresista (con base entre los campesinos) celebrado el 17 de enero, se eligió un nuevo líder que comenzó a defender la ruptura de la coalición.
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