Reality is a Shared Hallucination
Desde su inclusión en los setenta en la celebrada antología Nueve novísimos poetas españoles, este catedrático de Estética barcelonés ha publicado más de 30 libros en géneros tan dispares como poesía, ensayo y novela,e infinidad de artículos en medios como El País y El Periódico. Siempre atento a la actualidad, pesimista y jovial, detesta a la clase política y su realidad paralela, prefiriendo buscar en el arte aquello que nos hace humanos y nos distingue de los simios. Aunque duda de que seamos algo mejor que ellos.
¿Qué obra arquitectónica reciente destacaría por sus valores estéticos?
La arquitectura durante muchos siglos perteneció a las Bellas Artes; a partir del siglo XX cayó fuera. En este momento yo no creo que la arquitectura pertenezca al orden de lo artístico, sino de lo ingenieril. Prácticamente son como los diarios, una mercancía que se hace de manera improvisada y obedeciendo lo que manda el ayuntamiento.
¿Pero no cree que tiene un valor artístico?
No, aunque hay algunas piezas que suelen usarse en los medios de comunicación como si fueran piezas de arte. Algunas cosas de Ghery, Foster y Calatrava en realidad me parecen trivialidades. No me interesan nada. Sólo un poquito Foster.
Así que la obra de Calatrava no le interesa.
Esa es la peor. De todas las que he citado es la peor.
¿Qué es lo que menos le gusta de la arquitectura moderna?
En la arquitectura moderna buscar el edificio que menos te gusta es una tarea inagotable, como buscar una gota en un océano; prácticamente no hay nada que merezca la pena. Bueno, si tuviera que salvar a un arquitecto elegiría a Zumthor.
Dígame qué opinión le merecen las obras de la Sagrada Familia.
La Sagrada Familia, tal y como se ha reconstruido, sumamente interesante; es un edificio de Las Vegas, como esos casinos que hacen imitando a Venecia, Egipto…. En Barcelona han hecho un edificio que es un Gaudí falso de arriba abajo; ridículo, hortera, que sólo interesa a los católicos y a los turistas que tienen que ocupar su tiempo en una ciudad en donde no se puede hacer nada. No tiene más interés que ese. En cierto sentido están mejor hechas las de Las Vegas, pero pertenece a este orden. El otro día Oscar Tusquets escribió un artículo diciendo que era una de sus edificaciones favoritas en este sentido, o sea, que es un espectáculo muy divertido.
En su último libro “Autobiografía sin vida”, comienza aludiendo a las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet. ¿Es el arte una parte inseparable de la naturaleza humana? ¿Es un instinto?
Sí, es completamente inseparable de la naturaleza humana, como la sexualidad. Casi todos los animales tienen una sexualidad u otra; los humanos tenemos la nuestra y va variando. No es lo mismo la sexualidad del siglo XII o la de los chinos en el siglo IV a.c, es decir, hay unas variantes históricas interesantes. Y el arte es como la sexualidad. De la misma manera que la sexualidad está variando hacia su tecnificación completa, el arte también; de una parte tecnificación y de otra espectáculo. Ahora si puedes permitírtelo puedes construirte varios sexos. Todos al mismo tiempo, según tengo entendido. Simultáneamente, en la práctica de esos órganos pueden añadirse miles de adminículos y aparatos. Las artes son prácticamente lo mismo. Supongo que ambas se extinguirán al mismo tiempo; las artes en general y la sexualidad.
Recientemente ha fallecido Denis Dutton, catedrático de filosofía del arte que ha vinculado en sus teorías el talento artístico con la selección darwinista. ¿Es el arte una manera sofisticada de atraer la atención de las chicas?
(Ríe) El arte durante mucho tiempo ha sido la actividad más noble de los humanos; aquello en lo que se basaba nuestra dignidad. En cierto modo justificábamos haber escapado de los simios, que es una muy buena posición, la de pertenecer al mundo de los simios. Casi la mejor a la que podríamos aspirar. Nos fuimos de allí pensando que íbamos a hacer algo mejor. Durante mucho tiempo esto que llamamos arte parecía que era lo que nos diferenciaba de los hermanos abandonados, lo que merecía la pena. Últimamente hemos decidido que no, que ese no es el camino, de manera que o volvemos a los simios, que es una situación agradable, hay una parte de la humanidad que ya está allí, o nos extinguimos. No veo más posibilidades.
Con proyectos como Art Project , ¿sigue mereciendo la pena visitar los museos?
Eso se ha inventado precisamente para que la gente deje de ir a los museos, cosa que agradeceríamos muchísimo los que vamos a ellos. Ahora por ejemplo he tenido que ir a un par y están llenos de gente que los odia. Los niños no tiene nada que hacer ahí dentro, deberían estar jugando, pegándose y esas cosas que hacen los niños. Luego hay muchísimos ancianos que tendrían que estar en su casa meditando sobre su próxima muerte. Los museos están llenos de grupos de turistas japoneses o chinos que no tienen nada que ver con nosotros, y cuando están viendo una crucifixión deben estar viendo, no sé, algo parecido al carnaval de Shanghái. Como nosotros cuando vemos una deidad sintoísta, no tenemos ni idea de lo que ahí está sucediendo.
Entonces el arte no es para todos.
No, el arte es una cosa que tiene una importancia enorme para todo el mundo, ya le decía antes que es como la sexualidad. Sin embargo, los sexólogos ven el sexo de una manera distinta a como lo trata la gente. La gente lo usa, aquí te pillo aquí te mato, o lo exhibe como en Tele 5, pero los que nos dedicamos a esto del arte, claro, entrar en un sitio en el que hay una orgía no nos viene muy bien para nuestro trabajo. Así que si Google tiene éxito, y rezamos para que lo tenga, evitaremos que mucha gente vaya a los museos.
¿Tiene un libro electrónico o piensa adquirir uno?
Me prestaron uno para que viera lo bueno que es y al cabo de tres días estaba yo que no podía más de aquel bichito. Qué horror, qué espanto. Te decían que es una cosa que servía para subrayar o poner notas. Mentira. Para eso tienes que salir, cambiar de programa, llamar al teclado, en fin, que para cuando has llegado ya te has olvidado de lo que ibas a escribir. Y si no puedes escribir en los márgenes, ¿para qué sirve la lectura?
¿Está el mundo editorial español preparado para internet o va a ser su próxima víctima, tras la música y el cine?
Mire, España es un país absolutamente impredecible. Es como México o Argentina, no pertenece al orden de las naciones serias, predecibles: esto es un circo, una corrala. Así que pasado mañana nos podemos hacer islamistas porque lo deciden unos que salen en un programa de la tele y gustan, o porque lo decide el gobierno de Zapatero. Vaya usted a saber. El mercado editorial español es como todo lo español, una cosa improvisada que se hace de cualquier manera; nadie sabe exactamente qué es lo que está haciendo.
Recientemente decía usted que en momentos como estos es cuando más necesaria resulta la filosofía ¿Cree que ciencias como la neurología o la psicología evolucionista puede dar las respuestas que durante siglos ha buscado la filosofía, o no hay que hacer mucho caso a Punset?
(Ríe) Punset es un ser encantador, muy ligón. La parte de Punset que más me interesa son sus ligues. Pero la ciencia ha ido siempre a rastras de la filosofía; si la filosofía no le da el concepto, la ciencia no puede hacer nada. Siempre ha sido una herramienta de la filosofía. Eso, claro, cuando la ciencia es ciencia. En la actualidad llamamos ciencia a cualquier cosa; uno que inventa un teléfono que te rasca el oído decimos que es un científico. Confundimos técnica con ciencia, tecnología con técnica… La ciencia es una cosa muy seria y me temo que ahora hay muy poquita. Hubo; en los años 70 la lingüística se puso bastante científica, pero también eso se fue al carajo. En la actualidad parece que lo más científico sean las neurociencias y estas cosas, pero me da la impresión de que son pura superstición.
Usted se ha mostrado muy desencantado con la política últimamente afirmando que “La vida política es un gigantesco fraude y todos estamos totalmente desprotegidos y sin posibilidad de defensa” ¿Qué opción nos queda entonces?
La de siempre. ¿Pero por qué hay que hacer caso a los políticos? Son unos parásitos aburridísimos. Los políticos han sustituido a los sacerdotes. Antes soportábamos una red eclesiástica ruinosa, una gente por cierto bastante sucia y que no servía para nada. Los políticos salen más caros porque se lavan más, van a hoteles de lujo, se empeñan en comer todos los días y además en los mejores sitios… pero hacen exactamente lo mismo que hacía la iglesia en la época de Franco: son la perfecta sustitución del clero católico. No sé por qué hay que hacerles el menor caso. En época de Franco todos vivíamos a base de considerar que había un mundo oficial que simplemente no existía para nosotros. Llevábamos nuestra vida. Ahora supongo que la gente joven debe hacer lo mismo; considerar ese mundo oficial de Zapatero y Rajoy y la así llamada Izquierda Unida y los nacionalistas es una payasada. Ellos seguro que viven su vida, la vida verdadera.
¿Qué opina de la reciente polémica entre Arcadi Espada y Javier Cercas? (Arcadi promovió el bulo de que Cercas fue detenido en un prostíbulo de Arganzuela, aludiendo a una crónica de éste sobre su estancia en uno de Tijuana unos años atrás)
Es muy graciosa. Son muy amigos míos los dos y estoy a favor de ambos, cosa que es muy difícil. Cercas quiere justificar que en las novelas usa personajes “reales”, entre comillas, pero no tendría que justificarlo. Que lo haga y se calle. Eso no tiene justificación posible, no se ha dado cuenta de que cualquier justificación se le volverá en su contra. Y Arcadi es uno de los tipos más incisivos que hay en este mundo; es un auténtico carnívoro, vive de carne fresca, de modo que en cuanto vio aquello se lanzó como un tigre.
¿No cree que fue un ataque demasiado personal?
No, no, estuvo muy bien llevado. En el aspecto teórico tiene razón Arcadi; es absolutamente intolerable que el periodismo admita que miente. El periodismo miente, como es lógico. Los periódicos son la fábrica de mentiras más gorda que tenemos. Pero tienen que decir que no mienten. Imagínese a un actor que saliera a hacer Hamlety lo primero que dijera fuera “no se confundan, que yo no soy Hamlet, soy Antonio Rodríguez y vivo en Peñaranda de Bracamonte y ahora voy a hacer de Hamlet”. Un momento, no acepto el juego. Si los periodistas dicen que algunas de las cosas de las que van a informar son una ficción absoluta, entonces no compro ni un periódico más. En ese sentido tiene razón Arcadi. Ahora bien, me hace mucha gracia porque las novelas con personajes reales son el pan nuestro de cada día. Una de las mejores novelas de los últimos años es de un novelista irlandés, Colm Toibin, titulada El maestro, sobre los últimos años de Henry James, el novelista inglés del siglo XIX, y es una biografía ficticia. No hay ningún problema, se puede hacer si se hace bien, como Toibin. Es más, escritores muy buenos, como Capote o Burgess lo hacen. Pero no me imagino a Toibin tratando de justificar que el periodismo se base en falsedades. Eso fue un error de Cercas.
Recientemente el modisto Galliano y el cineasta Vigalondo han visto afectadas sus carreras profesionales por comentarios que realizaron -en estado ebrio uno y bromeando el otro- respecto a Hitler y el Holocausto. ¿Le parece proporcionada la reacción que hubo? ¿Debe ser tabú lo relacionado el nazismo y el Holocausto?
Es un asunto tan trascendental como para hacer un seminario en lugar de contestarle de una manera precipitada. Por un lado me parece espantoso que alguien se divierta hablando de seis millones de asesinados, pero por otra parte tenemos el ejemplo de las caricaturas de Mahoma. Es evidente que lo políticamente correcto, es decir, el fascismo contemporáneo, impide que estas cosas se tomen con cierta tolerancia. La intolerancia está en todas partes; en el lado judío, en el árabe y en el cristiano. A mi modo de ver uno ha de intentar no caer en las trampas de los intolerantes. No caer en las trampas de los totalitarismos, teniendo presente que incluso los socialdemócratas son igualmente totalitarios. Pero desde luego tampoco hay que resignarse a la autocensura. Si lo que uno debe decir es suficientemente importante, ha de decirlo. Si lo que quiere decir es un chiste, que se calle. Uno de los escritores que más admiro como comentarista político es Tony Judt. En su último libro, que escribió mientras se moría, trata esta cuestión. Él es judío, pero extraordinariamente crítico con el gobierno de Israel; le ha valido tener los ataques más furiosos por parte de lo que él podía considerar amigos suyos, gente más o menos afín a sus ideas. Pero ha recibido palos de donde no se lo esperaba. Para él fue importante decir lo que pensaba, porque formaba parte de su inquebrantable honradez. Y lo que decía no era un chiste, sino cosas muy serias.
¿Entonces un intelectual tiene que ir siempre a contracorriente?
No es que tenga que ir. En general los intelectuales van a contracorriente porque la corriente suele ser espantosa. Quiero decir que la corriente suele ser algo colectivo, masivo, gregario. Y todo ello va en contra de la libertad y en contra de la autonomía del individuo. Y lo que defiende, o defendía antes un intelectual, era justamente la autonomía personal. No tengo que ir a comprar El País o El Mundo para que me digan lo que tengo que pensar sobre la guerra de Libia. En cambio lo que solemos llamar la “corriente de opinión”, es esa gente a la que le preguntas si está a favor o en contra del aborto de las violadas por los negros del Congo y te dice: “un momento que tengo que ir a preguntárselo al director del periódico que leo todas las mañanas”. Por tanto los intelectuales van a contracorriente porque defienden la individualidad. Por eso quedan tan pocos intelectuales, porque ese poder de lo colectivo, de lo gregario, es gigantesco. Es mucho mayor, por ejemplo, que el gregarismo de mi juventud y eso que yo viví en el franquismo. Pero aunque le parezca mentira, vivimos una época más colectivizada, más gregaria, más sumisa y más masiva que la del franquismo.
¿Qué opina de las revueltas en los países árabes? ¿Cree que reclaman reformas democráticas o según temen algunos un régimen teocrático?
Nadie sabe que están reivindicando esos ciudadanos, porque desdichadamente sólo lo sabremos cuando gane alguien. De manera que la posición de quienes han recibido con enorme alegría estas revueltas diciendo “oh, también ellos aman la democracia”, me parecen de una ingenuidad rematada. Lo más probable es que en Egipto el que tome el poder sea el ejército. En Libia el que tome el poder será otro clan… Esos países son inexistentes, desestructurados, no son naciones. Fueron diseñados con tiralíneas en un despacho de Londres. Los que viven allí son gente que equivale a un campesino europeo del siglo XII. Son analfabetos, absolutamente entregados a los curas. ¿Cómo van a ser demócratas? Hay que estar loco para creerlo. Es como si le dijeran a usted que los campesinos de Cuenca del siglo XII eran demócratas. ¿Cómo iban a serlo? ¿Hay acaso una burguesía para imponer una democracia en esos países?
¿No tiene usted esperanzas al respecto?
¿Esperanza de qué? ¿De que un campesino analfabeto pueda establecer una democracia? Están locos, no han leído a Marx. En El Capital, una de las cosas en la que más insiste es que la democracia es sólo posible gracias a la burguesía y que sólo puede haber revolución donde hay proletariado. Y sólo hay proletariado donde hay burguesía. La gente que cree que las democracias caen del cielo como si las trajera San Antonio Abad son gente o extremadamente ingenua o cínicos acabados. Algún día sabremos quién y por qué ha movido lo de los países árabes.
¿Veremos esta vez el final del terrorismo en el País Vasco?
Yo no. Los jóvenes sí. Veréis un País Vasco sin terrorismo, pero con nacionalistas. Será mejor, desde luego, pero se mantendrá la sojuzgación. Se mantendrá una población sojuzgada, cautiva, gregaria… de algo que en realidad es un movimiento religioso, pero todo eso yo no lo veré. No creo que ETA se disuelva en los próximos diez años.
¿No comparte el optimismo de Fernando Savater al considerar la lucha contra el terrorismo un episodio cerrado de su vida?
El episodio cerrado es que asesinen de la manera como asesinaban, al modo islámico, digamos. Otra cosa es que se disuelvan o que se acabe ETA. Piense usted que las negociaciones con el IRA, que fueron mucho mejor llevadas, más serias y secretas, aún no han terminado. El IRA todavía no ha desaparecido. Así que imagínese ETA, que está formada por paranoicos, por psicóticos profundos. Es muy dudoso que esta gente llegue a disolverse. La otra posibilidad es hacer como en Alemania y matarlos. Pero claro, tendrían que matarlos sus propios compañeros. Aunque ya lo han hecho otras veces y les gusta, me parece que en este momento no están preparados.
¿Y piensa que en ese declive o final, según dice usted aún lejano, ha jugado un papel relevante el activismo político de intelectuales como su amigo el mencionado Savater o usted mismo?
En el caso de Fernando Savater, sin la menor duda. Es una de las poquísimas personalidades de España que tiene coraje. Es un hombre valiente, además de ser una persona inteligente y lúcida. He conocido a hombres inteligentes y lúcidos, pero inteligentes, lúcidos y valientes me parece que sólo le conozco a él.
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