Por Augusto Hugo Peña D.
En 1963, luego del asesinato de Kennedy, leí por primera vez a Noam Chomsky. A partir de entonces, no he perdido oportunidad de nutrirme con su sabiduría y sentido común.
En su última conferencia, por fin reconoce su error de apreciación sobre el sionismo, los judíos e Israel, un estado paria que fue construido sobre los bienes, la sangre y vida del pueblo palestino.
Este sabio anciano estadounidense, se consideró siempre un sionista de cepa, de allí su prolongada equivocación sobre el humanismo y la calidad de vida social internacional.
En esos años culpaba a Inglaterra de los graves acontecimientos en Palestina, posteriormente responsabilizó a Estados Unidos. No le faltaba razón a Chomsky, porque Gran Bretaña (1920) y EEUU después (1946) apuntalaron a la judería israelí, no precisamente para salvarlos del racismo europeo sino porque “decían creer” que los judíos –aunque fuese al margen de la justicia y de cualquiera noción de bonhomía- tenían derecho a tener una patria, sin importar que esa patria fuera la de otros.
“Así actúa el hombre desde su propia existencia” decía y “¿qué otra cosa podemos hacer si no apoyar a las víctimas del racismo universal: los judíos?”
Chomsky era seguidor e imitador de las causas justicieras y humanísticas de Bertrand Roussel, el gran filósofo y matemático británico y, tanto fue el empeño de Chomsky en criticar a la pérfida Albión y a la política de Washington contra los palestinos sin condenar jamás, ni por equivocación, a los genocidas israelíes y a la judería internacional que los apoyó en el intento –hasta hoy fallido- de eliminar al pueblo palestino, hurtar su cultura, tierras, bienes y su propia existencia, que rompió su relación afectiva y académica con Roussel, debido a que éste condenó vigorosamente la ausencia de humanidad, la crueldad y cobardía de la judería israelí, tanto como la política estadounidense hacia palestina y la desvergonzada y atrevida ayuda que la judería de la diáspora le otorgaba a los genocidas, en dinero y publicidad.
Cerca de su ocaso –nació en Filadelfia en 1928- Noam Chomsky reconoce su error y va más allá, condena a Israel diciendo: “Israel es la amenaza más importante para la seguridad mundial”.
Este revelador dicho no lo exime de haber contribuido a que la vida de los palestinos se haya tornado un infierno y que Palestina se haya convertido en un campo de refugiados, como jamás, desde que el hombre existe ha habido.
Los judíos de Israel, con la ayuda y por órdenes orden de La Gran Bretaña y EEUU, intenta exterminar al milenario pueblo palestino, cuyo peor error fue haber dado albergue en el Monte Sión, en el siglo XIII a. C., a los judíos que huían de la hambruna en Egipto. Hoy actúan, los israelíes tal como con ellos lo hicieron los nazis.
Usted ¿que opina, apreciable lector?
“O country and home,
Never, never may I be without you,
Living the hopeless life,
Hard to pass through and painful,
Most pitiable of all.
Let death first lay me low and death
Free me from this daylight.
There is no sorrow above
the loss of a native land.”
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