En las calles camina un espíritu de renovación de la política bajo las siglas de Yo Soy 132 que está aglutinando no sólo a jóvenes universitarios, sino también a preparatorianos, amas de casas, campesinos, músicos, artistas, trabajadores y muchos abuelos. El deseo de limpiar el sistema político mexicano aparece en cada vez más ciudades en una ola de esperanza que nada ni nadie podrá detener. Más que declararse a favor de un candidato este movimiento se pronuncia por cambiar la cultura política de la corrupción, la manipulación y el clientelismo. Los jóvenes del movimiento saben que la lucha no termina el 1 de julio con la emisión de un voto informado, ellos preparan la agenda para trabajar por la transformación del sistema político: democratización de los sindicatos, reactivación del campo, reforma política que incluya el referéndum y el plebiscito, cambio de estrategia contra el crimen organizado, cese de Elba Esther Gordillo, acceso a la educación, crear la secretaría de ciencia y tecnología, entre otras cosas. La corrupción del sistema político mexicano es la cara más visible de un modo de vida que está en crisis. La barbarie de la violencia que atraviesa el país es reflejo del nivel de decadencia al que hemos llegado. La complicidad de gobiernos con el crimen organizado es muestra de cómo la política se ha convertido en negocios familiares que con tal de ganar más se venden al mejor postor. Tanta muerte ahora se ha convertido en una indignación para gritar: ¡Fuera! ¡México no te quiere! Si algo está dejando al país este movimiento juvenil surgido desde la IBERO es la esperanza para llevar a una real transformación del país, y los que se oponen a estos cambios utilizan la estrategia contraria a la esperanza: el miedo. Un humanista del siglo XVI, San Ignacio de Loyola, nos dice que la presencia del Espíritu tiene que ver con el incremento de fe, esperanza y caridad, dando claridades para avanzar en un proyecto de hermandad, sin embargo, la estrategia del Mal Espíritu tiene que ver con generar parálisis para no caminar hacia el bien común, y una de sus tácticas es el miedo. El fenómeno juvenil que venimos observando en el país rebasa la contienda electoral, no se trata simplemente de que gane uno u otro candidato. Más allá de emitir un voto informado, estos jóvenes buscan transformar la cultura política que se impregnó en los mexicanos desde hace décadas. Es la cultura de "El que no tranza no avanza", "Ganar más con el menor esfuerzo", o "Consumo luego existo". Y ahí todos estamos llamados a revisar nuestros modos de vivir en la familia, el trabajo o la escuela para empezar una renovación social. Somos un país de esperanza. La gran riqueza que tiene México es su mestizaje lleno de colores, música, flores, danzas, imágenes, literatura, arquitectura, tradiciones y sabiduría. Tenemos los recursos y las personas para sacar al país de la decadencia en que la ha sometido la clase política y empresarial dominante. Necesitamos una nueva generación de políticos que trabajen por reconstruir la expresión de este mestizaje que por años nos dio estabilidad: el tejido social. Estos jóvenes que hoy se movilizan necesitan encontrar los cuases para canalizar tanta energía y creatividad. La represión de Tlatelolco 68 paralizó un movimiento estudiantil que tenía mucho que aportar al país. El autoritarismo de aquellos años no permitió que los jóvenes emprendieran la renovación que necesitaba México. El miedo a perder los privilegios irrumpió contra los jóvenes. Hoy se empiezan a notar destellos de ese autoritarismo que pretende invisibilizar los deseos de renovación del sistema político: amenazas a jóvenes del movimiento Yo Soy 132, movilizaciones de la juventudes priistas "a favor de la paz", el acarreo de 10 mil personas al estadio azteca, y la creación del grupo Generación MX. Yo me pregunto, si los operadores de Peña Nieto han sido capaces de armar en horas una estrategia para acarrear 10,000 personas al Estadio Azteca usando 300 autobuses con la intención de acallar las protestas de los jóvenes que se han identificado con el movimiento Yo Soy 132 (Fuente: Aristegui noticias), ¿qué nos espera para el día de las elecciones? Los mexicanos deseamos unas elecciones limpias. Por el bien del país es necesario que cada candidato ordene a sus agremiados frenar el acarreo, el linchamiento, la operación hormiga y cualquier tipo de soborno para coaccionar el voto. Lo reñido que están siendo estas elecciones nos exige a todos los mexicanos poner lo que esté de nuestra parte para tener unas elecciones lo más limpias posibles. Será muy grave vivir unas elecciones donde veamos operadores de cualquier partido cometiendo algún tipo de manipulación. Las manifestaciones del movimiento Yo Soy 132 surgen del deseo de renovar un sistema política que está caduco y tienen la real intención de que los ciudadanos emitan un voto informado. Las manifestaciones realizadas para contrarrestar al movimiento ciudadano salen de la ambición de poder, lucrando con el hambre de la ciudadanía. Quizás no le ha quedado claro a Peña Nieto que su principal contrincante en estas elecciones no es Andrés Manuel López Obrador o Josefina Vázquez Mota sino una ciudadanía consciente e informada que no está dispuesta a que se imponga al país un gobernante haciendo uso de los principales medios de comunicación.
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