Este fue el noveno intento por parte de activistas internacionales de romper el bloqueo israelí de Gaza y el más ambicioso.
El nuevo elemento en la ecuación, según las organizaciones gubernamentales que organizaron el convoy, fue la participación de la organización turca IHH y sus cientos de voluntarios.
Esta organización caritativa islámica fue creada hace quince años y se involucró desde el principio en el apoyo de las grandes causas musulmanas de la época, como Bosnia, Chechenia y la cuestión palestina.
Sus activistas aprovecharon una identidad islámica cada vez más abierta, adoptada por una gran parte de la población turca, y con ello una creciente simpatía pública hacia esas causas.
Esta misma tendencia vio el ascenso al poder hace ocho años del partido islámico Justicia y Desarrollo, que dos veces ha obtenido la mayoría en el parlamento.
Cambio de actitud
Sus líderes, como el primer ministro Tayyip Erdogan, sienten la misma indignación pública por la situación de los palestinos, así que la IHH se ha beneficiado también de la simpatía de muchos funcionarios oficiales.
El buque fletado para llevar a la mayoría de los activistas a Gaza, y en donde se produjeron la mayoría de las bajas, pertenecía al gobierno municipal de Estambul.
Este cambio en el estado de ánimo del pueblo y el gobierno turco ha erosionado la antigua alianza con Israel, según la cual las fuerzas armadas turcas compraban armas israelíes, entrenaban a sus soldados con las fuerzas israelíes y alentaban a decenas de miles de turistas israelíes a visitar Turquía cada año.
Ahora, el gobierno turco está más bien dirigiendo sus esfuerzos diplomáticos hacia la reconstrucción de sus lazos con Irán, Siria y Rusia.
Las relaciones con Israel, que ya estaban deterioradas antes de esta crisis, probablemente nunca se recuperen.
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