¿Viste que llega una edad que con tus viejos no podés hablar de nada y te dedicás a comer o a mirar TV? Bueno, con mi viejo me pasa eso. Es siempre lo mismo: el laburo bien, tu novia bien, el estudio, no, no estudio, la casa bien, tu madre bien, tu abuela bien. De lo único que podemos hablar más o menos en profundidad, es de caca. “Ah, sí, yo estoy cagando dos, tres veces por día, depende de lo que coma”. “No, ahora que estoy a dieta cago una vez por día, pero bien”. “El otro día fui al Tano de Avellaneda y me comí tres provoletas, me subió la presión y encima me tapé”. El domingo vino a la Casa Freelancer, tocamos la guitarra, cantamos y hablamos de caca. Fue un hermoso momento de amor filial.
viernes, 11 de noviembre de 2011
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