«Helene salió a pasear con Hugo. Quiere a otro, pero Hugo le gusta. Se sientan en un banco, bajo el verde; no muy lejos charla un riachuelo. Él se pone tierno, ella lo advierte con una mezcla de encanto y temor. La abraza y la besa. Lástima por el esfuerzo. Ella le confiesa que está prometida. Mal que bien, él se alegra del aviso, pues lo suyo no iba en serio. Contento, la acompaña hasta la puerta de su casa y se despide cortésmente. Ella sonríe, pues se siente halagada.»
sábado, 24 de septiembre de 2011
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