Me despido de tu sabor a almendras dulces
de tu olor pegajoso como fresas maduras.
Por fin me inspiras unas letras
ya que antes no pensaba más que en fundirte en mi boca.
Sabía que al acercarme ya te estaba perdiendo
pero igual quise vivirte.
Quise risas y llanto y café en las mañanas,
pero contigo no resultan los acasos ni los juegos.
Espero que mi silencio no te espante
el tuyo no me convertirá en insomne desdichada
sabré esconder esta memoria como un secreto mío
nadie, ni tú siquiera, sabrá de este recuerdo
pero cómo me queda la inquietud de tus manos
cómo puedo sentirlas festejando en mis muslos,
cómo sigue tu espacio invadiendo mis sueños,
y cómo permaneces sin estar invitado.
Ahora que no te espero
presiento un turbio goce de extrañarte
un hueco que se expande por mi vientre me sonríe
anticipando veladas de vino tinto y películas cursis.
Aunque muerda fuerte la almohada duele
aunque le diga mentiras a mi espejo
la lluvia de abril que compartimos no ha terminado
amenaza con quedarse.
Mary Tere Villarreal