lunes, 16 de enero de 2012

El Informe de Olmos


Augusto Hugo Peña Delgadillo. 

El jueves 8 de diciembre amanecí feliz, iría al Martínez a oír al alcalde en su informe. Tenía curiosidad de saber las condiciones socioeconómicas que guarda Torreón. Me preocupa la voracidad de la policía municipal, me asusta la estatal y me da pánico la federal. A los militares los veo en su patrullaje y me pregunto… ¿Qué hemos hecho para que el Presidente nos militarice, sino es el no protestar por el fraude electoral del 2006? y mantener la boca cerrada. Fraude perpetrado por oligarcas y trasnacionales. Y ¡Claro!... cuando te dejas robar una vez y luego otra, ya marcas costumbre y no protestas, simplemente asumes el papel de servidumbre. Hoy, los habitantes de Torreón somos coincidentes con las circunstancias, debemos protestar como las plañideras ante el cinismo, la inoperancia y la desvergüenza oficial. Hagámoslo quedando impávidos.

Regresando al jueves, llegué a las 5:40 p. m. a las inmediaciones del Martínez con mis mejores trapos, encontré una valla metálica y un pasadizo angosto para que pase de uno en uno quien quiera tener el honor de oír a su alcalde, había cuatro personas delante de mi. Éramos, sentí, la élite ante el Presidente. Al Isauro Martínez le caben 700 personas, pocos seríamos los privilegiados de ver a Eduardo Olmos y oír sus logros. Me sentí superior a cualquiera. Más que los hijos de la prole, los envidiosos pendejos que criticaron al papá de Paulina Peña, don Enrique Peña Nieto. Que gran tarde, pensé y… ¡Zas!... llegué al pasadizo y el encargado del paso, me suelta a bocajarro “Muéstreme el pase” Cuestioné: ¿Cuál pase? Y me obsequió sus razones: “El alcalde dio instrucciones que sólo con pase pueden entrar a oír su informe”… No le discutí y di la media vuelta y retorné a mi casa pensando en la clase de alcalde que tenemos. Como se atreven a pedir un pase si ni siquiera me lo mandaron. No la hice de tos.

Regresé a mi BMW y arranqué contento porque al no poder ejercer mi obligación de ver la situación que guarda mi ciudad, me dije “Iré a ver al Santos contra los regios” y que quede claro, le voy al Santos aunque gane. Arranqué y como estaba atiborrado de policías y patrullas el entorno del Isauro Martínez, me para una, se baja el agente y pregunta ¿y sus placas nuevas?... pasé un poco de aceite y le dije que no las tramité porque debo tenencias y ando corto de lana. Pues mire, me respondió “El alcalde nos dio instrucciones de que quien no tuviese en su auto las placas nuevas, lo llevásemos al corralón”. ¿Qué le pasa?... no sea abusón, tenga 20 pesos y hay nos vemos. ¿Me está sobornando? espetó. No señor le dije y le dí otros 20 pesos. Ándele pues, vallase y, me fui a ver en la tele el fútbol no sin antes pensar en lo buena gente del policía y en lo lindo que es que obedezcan instrucciones del alcalde. Luego ya tarde, viendo la derrota del Santos, me pregunté ¿Y el informe?... solté la risa de menso que siempre me acompaña y me cuestioné de nuevo ¿Para que quiero informe, soy ciego acaso? O, ¿usted que opina, apreciable lector.

 
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