jueves, 26 de abril de 2012

"…que todo es la muerte, la vida entera no es más que la muerte..."

Pero creo que he dicho bastante, o hablado, ¿no es asi? señalado, ¿no es así?, pasado en silencio muchos temas, como ves, pasado en silencio casi todos los temas...y no me queda sino expresar mi agradecimiento por algunos millares de schellings que me han enviado a mi domicilio en Alta Austria, por las magníficas vacaciones que con esa suma me podré tomar. Me pagaré un periodo de prodigalidad, algunas semanas al borde del Mediterráneo, o algunas locuras en Bruselas, París o Londres, no sé todavia... en todo caso lejos de aquí, lejos de Viena, lejos de Austria, de la patria, que amo… les agradezco, por más que no sepa de qué les agradezco, es posible que les agradezca efectivamente por una locura... por una loable finalidad quizá, pues la vida es una finalidad absolutamente loable, algo que, como lo saben ahora, tiene mucho que ver con la muerte… que todo es la muerte, la vida entera no es más que la muerte, que voy a desearles una buena, quizá memorable velada, y salir de esta sala, partir de esta sala, partir de Austria algún tiempo hacia el placer y hacia el trabajo, y lo digo una vez más: les agradezco por esta distinción, por el malentendido que constituye sin ninguna duda esta distinción, pues, como saben, todo es malentendido y les recuerdo una vez más, especialmente la muerte, que todo tiene que ver con la muerte, no olviden la muerte... no la olviden, no la olviden…

Thomas Bernhard
Fragmento del Discurso pronunciado el 22 de marzo de 1968 en ocasión de la recepción del Premio Nacional Austríaco.

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