¿Y mi belleza? que no consiste sino en que sé que acabará pronto, en unos cuantos años, y ¿qué vendrá después? ¿qué nos queda a las mujeres sino historias que relatar de lo que fuimos en días de gloria?
Y yo mujer, sometida al ciclo lunar que me ata a la tierra y su fecundidad, que también tengo mis días contados como tal.
Y yo madre, maniobrando la sensatez tanto como es posible navegar por buen rumbo un barco por la tempestad.
Y todas estas consideraciones, de la mayor importancia para mí, ¿por qué despiertan en mí ante tus palabras cuando eran verdades que callaban en lo más profundo de mí?
Ana Perusquía
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